Entorno


FLORA


FAUNA


GEOLOGÍA




FLORA

Introducción flora

Muniellos es una magnífica representación de la vegetación natural, por su extensión y estado de conservación. Su visita permite, si se le dedica la atención adecuada, hacerse una idea de las peculiaridades y diversidad de los bosques que de forma natural cubrían las montañas del occidente de la Cordillera Cantábrica y de los rasgos generales del bosque de los territorios atlánticos del norte de la Península Ibérica.

Un aspecto a destacar, en una primera impresión, es la uniformidad del bosque; un recorrido, incluso parcial, permite observar que tal homogeneidad es sólo aparente. Tal apariencia de falta de diversidad está condicionada, primordialmente, por las características de los árboles que forman el vuelo de estos bosques. Pero, además de los árboles, otras plantas de diversas características forman parte de los bosques y determinan su complejidad estructural y su diversidad. Conviene por tanto iniciar su estudio con un repaso rápido de las características básicas de su flora.

Flora forestal

Un somero análisis de cualquiera de los bosques que cubren en gran parte la Reserva permite descubrir que presentan una estructuración vertical en la que se diferencian diversos estratos ocupados por plantas de características bien diferentes. De forma simplificada, puesto que los límites de tales estratos o capas del bosque no siempre son nítidos sobre todo cuando el bosque no ha alcanzado la madurez, se pueden reconocer los constituidos por: a) árboles, b) arbustos, c) las plantas trepadoras, d) las matas y subarbustos y e) las plantas herbáceas.

Los árboles

En Muniellos la diversidad de la flora arbórea es bastante baja al faltar ciertos grupos de árboles como las gimnospermas. El Tejo (Taxus baccata) es el único árbol de ese grupo que existe de forma natural en la Reserva, mientras que otros que aparecen en algunas zonas de este espacio protegido, como el pino albar (Pinus sylvestris), el pino gallego (Pinus pinaster) o el abeto de Douglas (Pseudotsuga menziesii), son consecuencia de plantaciones.

Todos o la inmensa mayoría de árboles existentes en la reserva son planocaducifolios del grupo de las angiospermas. Un arbusto perennifolio, el acebo (Ilex aquifolium), es bastante frecuente en toda ella pero no llega a dominar en ningún tipo de bosque; la presencia, muy localizada en las zonas más bajas, de madroños (Arbutus unedo) no rompe tampoco esa monotonía de los árboles de hoja caediza en el otoño. El rebollo (Quercus pyrenaica) mantiene sus hojas secas durante el invierno hasta la nueva foliación primaveral tardía; es lo que se conoce como un árbol de hoja marcescente.

No todos los árboles desempeñan el mismo papel en los bosques y, entre los que viven en Muniellos, se pueden distinguir grupos de características estructurales y funcionales distintas.

Algunos árboles dominan en las fases más jóvenes de los bosques e incluso colonizan espacios abiertos, no ocupados por aquellos sino por otros tipos de comunidades vegetales de porte bajo como son los matorrales. Entre los árboles que viven en Muniellos, uno de los que mejor cumple estas condiciones de pionero es el abedul (Betula celtiberica).

Frente a estos árboles pioneros, los que dominan los bosques maduros de Muniellos tienen características bien diferenciadas. El grupo más importante pertenece a la familia fagáceas, de la cual están representados los tres géneros europeos (Castanea, Fagus y Quercus). Este último género incluye tanto el roble de hoja marcescente (Quercus pyrenaica), conocido entre otros nombres como rebollo, que forma bosques en algunas zonas de la Reserva, como los caducifolios roble albar (Quercus petraea), el árbol más frecuente y abundante en Muniellos, y el carbayo (Quercus robur), realmente raro y escaso.


Entre los árboles más frecuentes en la Reserva de Muniellos se pueden reconocer diferencias en cuanto a su adecuación a los ambientes más secos y más húmedos. Así, el rebollo se desarrolla y forma bosques (rebollares) en las zonas más  secas de la reserva: Valdebueyes y La Viliella; en la cuenca de Muniellos sólo aparece, fuera de sus límites, hacia Moal. El caso contrario parece corresponder al haya, que aparece en los ambientes más húmedos de las umbrías y fondos de muchas de las vallinas de Muniellos y únicamente forma auténticos hayedos en algunas zonas, siendo los más extensos los localizados en Tablizas y Sexto Gordo. El roble albar domina en las situaciones intermedias.


Los arbustos

Se trata de  plantas de altura comprendida entre dos y ocho metros y que, habitualmente, se ramifican desde la base sin que haya un tronco preponderante. A veces, los límites entre arbusto alto y árbol son difíciles de establecer y en este sentido el acebo (Ilex aquifolium) es tratado como uno o como otro, aunque quizás sea más correcto considerarlo como un arbusto.


Como en el caso de los árboles, la mayoría de los arbustos existentes dentro de los límites de la Reserva de Muniellos son caducifolios; sólo el acebo, bastante frecuente en casi todo el territorio, y el madroño (Arbutus unedo), escaso y muy localizado en las zonas más bajas y cálidas, son arbustos de tipo perennifolio pertenecientes a familias distintas y con características bastante diferentes.

Un buen número de ellos tienen frutos carnosos que facilitan su dispersión merced a ser consumidos por los animales. Entre los mismos se encuentran diversas Rosáceas: el espino albar (Crateagus monogyna), el serbal de cazadores (Sorbus aucuparia), el mostajo (Sorbus aria), los perales silvestres (Pyrus cordata y Pyrus pyraster), el manzano silvestre (Malus sylvestris), el endrino o pruno (Prunus spinosa) y algunas rosas silvestres (Rosa canina y Rosa villosa). También presenta frutos carnosos el arraclán (Frangula alnus).

El avellano (Corylus avellana) es otro arbusto muy frecuente en Muniellos que presenta frutos de tipo nuez, las conocidas avellanas, cuya dispersión se realiza por mecanismos similares a los descritos para los árboles fagáceos.

Las salgueras (Salix atrocinerea y Salix caprea) son otros arbustos bastante frecuentes y abundantes en Muniellos y dispersan a través del viento abundantes semillas ligeras y provistas de pelos.

El que la mayoría de los arbustos presenten frutos y/o semillas adecuados para su dispersión a larga distancia, bien por los animales bien por el viento, y el que sean de crecimiento rápido está en consonancia con el papel que normalmente desempeñan en la naturaleza. Con frecuencia, los arbustos actúan como pioneros en la colonización de los espacios extraforestales, junto a los árboles con ese mismo carácter, formando comunidades de carácter preforestal que más adelante, con el desarrollo de los árboles pospioneros, evolucionarán gradualmente hacia el auténtico bosque. En consonancia con ese papel, en los bosques, la mayor abundancia de arbustos se da en sus bordes, donde forman una orla, y en lso claros donde cumplen un importante papel como elementos cicatrizantes.

Las plantas trepadoras

La escasez de luz es un factor limitante para el desarrollo de las plantas que viven dentro del bosque de Muniellos, dado que la cubierta arbórea constituye un filtro eficaz a la penetración de aquélla en el sotobosque. Por este motivo, las plantas que viven en estos ambientes presentan adaptaciones para superar la limitación de luz, entre los múltiples mecanismos adaptativos, algunas plantas adoptan estrategias adecuadas para alcanzar la luz del exterior del bosque sin necesidad de poseer importantes troncos leñosos. Este es el caso de las plantas trepadoras, que poseen tallos delgados y flexibles y trepan por los troncos y ramas de los árboles y arbustos.

Las plantas trepadoras presentes en Muniellos son pocas y no demasiado abundantes. La hiedra (Hedera hélix), cuya capacidad trepadora depende de la posesión de raíces adventicias en sus tallos, es bastante frecuente en Muniellos aunque normalmente presenta un pobre desarrollo ascendiendo escasamente por los troncos de los árboles, esto puede ser debido a la pobreza de los suelos, ya que en suelos más ricos trepa hasta alturas notables. La madreselva (Lonicera periclymemun) es bastante frecuente en todos los bosques y la nuez negra (Tamus communis) aparece con relativa frecuencia en algunos bosques y comunidades arbustivas de las zonas bajas de la Reserva.

Las matas y subarbustos

Las matas son plantas leñosas de bajo porte, normalmente no superior al metro; cuando tienen un porte algo superior, que alcanza hasta dos metros, las plantas leñosas suelen denominarse subarbustos. Las matas y subarbustos constituyen los matorrales.

En los bosques maduros, las matas y subarbustos tienen una participación secundaria, siendo mayor en los menos densos y con sotobosque más luminoso. Las más significativas son ericáceas del grupo de los brezos (Erica cinérea, Erica arbórea, Daboecia cantábrica y Calluna vulgaris, sobre todo), junto a leguminosas como la escoba negra (Cytisus scoparius), el piorno (Genista florida subsp. Polygaliphylla) y, en menor medida, el tojo cantábrico (Ulex cantabricus). Otra ericácea, el arándano (Vaccinium myrtillus), es una mata muy frecuente en al mayoría de los bosques de Muniellos.

Las plantas herbáceas

Diversos tipos de hierbas forman parte, junto a numerosos musgos, del estrato más bajo de la estructura vertical de los bosques de la Reserva Integral de Muniellos.

En la medida que el dorsal arbóreo es menos permeable al paso de las radiaciones (en el caso extremo y en nuestro ámbito geográfico lo constituyen los hayedos maduros) esa selección es más estricta y exige a las plantas que viven en el sotobosque a la adopción de estrategias adecuadas para poder sobrevivir en él.

Entre las plantas herbáceas nemorales, sólo un pequeño número puede ser considerado esciófilas (amantes de la sombra) en sentido estricto. La adaptación a vivir en ambientes de luz escasa se logra mediante la posesión de mecanismos fisiológicos adecuados para alcanzar una tasa fotosintética eficaz en aquéllos. Plantas como el pan de cuclillo (Oxalis acetosella), la saxifragácea (Saxifraga spathularis), la juncácea (Luzula sylvatica subsp. Henriquesii) o gramíneas como Brachipodium sylvaticum, Melica uniflora o Milium effusum, junto a numerosos helechos, son ejemplos de este tipo de plantas.

Existen otro tipo de plantas herbáceas nemorales que no pueden ser consideradas como esciófilas en sentido estricto ya que desarrollan su máxima actividad en condiciones de luminosidad elevada. Adoptan estrategias adaptadas a la vida dentro de los bosques caducifolios; en buena parte de los casos se trata de geófitos, es decir, plantas que pierden toda su parte aérea durante el invierno perviviendo mediante tallos subterráneos en los que acumulan sustancias de reserva; al final del invierno o principio de la primavera, son capaces de desarrollar su parte aérea (a merced de la utilización de las reservas) y antes de la foliación de los árboles, florecer, formar frutos y semillas y reponer en sus tallos subterráneos las reservas consumidas; cuando el dosel arbóreo se ha cubierto de hojas la actividad de estas plantas se relentiza. Entre las plantas de estas características existentes en Muniellos se pueden señalar Anemore nemorosa, Meconopsis cámbrica, Hyacinthoides non-scripta, Polygonatum verticillatum, Lillium mortagon, etc.
Muchas de las plantas herbáceas que viven en los bosques de Muniellos no son estrictamente nemorales y en realidad se trata de plantas que tienen su desarrollo óptimo en linderos y claros, donde viven plantas heliófilas (amantes del sol), que presentan suelos muy similares a los del interior del umbrío del bosque aunque más ricos en nutrientes en la medida que la mayor radiación incidente y las más acusadas variaciones de temperatura y humedad favorecen la mineralización de la materia orgánica. Entre las plantas de esas características existentes en Muniellos se puede señalar Teucrium scorodonia, Ceratocapnos claviculata, Linaria triornithophora, Digitalis purpurea, Veronica chamaedrys, etc.

Además del factor luminosidad, otros factores inciden sobre la distribución de las plantas herbáceas nemorales y, en este sentido, sus apetencias respecto a las características de los suelos son muy variables. Así, algunas están ligadas a los suelos más húmedos y sólo aparecen en los bosques más higrófilos (amantes del agua) que se desarrollan en las riberas de los ríos y arroyos; entre ellas se encuentran Carex remota, Silene dioica, Festuca gigantea o Valeriana pirenaica. Otras plantas nemorales sólo viven en los bosques con suelos más ricos que presentan humus de tipo mull forestal tipo éutrofo o mesótrofo y, dada la normal pobreza de los suelos en Muniellos, sólo aparecen en algunos tipos de bosques excepcionales en ese sentido; ése es el caso de Mercurialis perennis, Veronica montana, Sanicula europea o Carex sylvatica.

Líquenes

Los líquenes son organismos que surgen de la simbiosis entre un hongo llamado micobionte y un alga o cianobacteria llamada ficobionte. De acuerdo con el carácter de esta asociación, se pueden distinguir numerosos tipos estructurales de líquenes, desde el más simple, donde hongo y alga se unen de forma casual, al más complejo, donde el micobionte y el ficobionte han dado lugar a un talo morfológico muy diferente a aquel al que pertenecen por separado, y donde el alga se encuentra formando una capa bajo la protección del hongo.

Los líquenes son organismos excepcionalmente resistentes a las condiciones ambientales adversas y capaces, por tanto, de colonizar muy diferentes ecosistemas. La protección frente a la desecación y la radiación solar que aporta el hongo y la capacidad de fotosíntesis del alga confieren al simbionte características únicas dentro de los seres vivos. La síntesis de compuestos únicamente presentes en estos organismos, las llamadas "sustancias liquénicas" permiten un mejor aprovechamiento de agua, luz y la eliminación de sustancias perjudiciales.


Dentro de la Reserva Integral de Muniellos se pueden reconocer ciertos enclaves más propicios por sus características ecológicas para los líquenes. Son ambientes en los que se pueden encontrar, bien un mayor número de especies liquénicas, o bien porque albergan especies singulares y de gran valor desde el punto biogeográfico o de la conservación. Estos enclaves son:

  • Crestones, paredones y picos expuestos, zonas de gran valor, ya que albergan una flora con importante significado biológico.
  • Zonas de ribera, donde se han encontrado muchas de las especies consideradas sensibles a las alteraciones.
  • Árboles viejos aislados sobre todo en la zona de Pena Velosa donde se encontraron magníficos ejemplares de líquenes.
  • Arbustos viejos. Los arbustos de las especies de brezo rojo han demostrado ser forófitos de gran interés debido a que como epífitos aparecen taxones.
  • Troncos muertos caídos. Se caracterizan por poseer un gran número de microambientes, tremendamente especiales y variados según el grado de dureza, descomposición, etc., que no existen en aquellos bosques sometidos a manejo, tala y explotación.
  • Rocas de arroyos y ríos inundadas más o menos temporalmente y sensibles a la contaminación.
Cualquiera que sea el tipo de bosque de la Reserva hay que resaltar el espectacular paisaje dominado por los líquenes que se produce a finales de otoño, en invierno y comienzos de primavera, cuando los árboles caducifolios pierden las hojas y algunos de las especies heliófitas, de color verde amarillento, con ácido úsnico, quedan al descubierto en las ramas de las copas.

FAUNA

Aves

El monte de Muniellos está declarado Zona de Especial Protección para las Aves desde septiembre de 1987 debido a la existencia de poblaciones importantes de urogallo cantábrico y pito negro. Además también Muniellos está considerada Área Importante para las Aves por SEO/BirdLife, destacando la presencia en la zona que comprende la Reserva y su entorno de urogallo cantábrico, perdiz pardilla y pito negro. También están presentes en el área la chocha perdiz, el abejero europeo (Pernis apivorus), la culebrera europea (Circaetus gallicus), el aguilucho pálido (Circus cyaneus), el halcón peregrino (Falco peregrinus) y una gran variedad de paseriformes.

Las aves de mayor interés e íntimamente ligadas al bosque son sin duda el urogallo (Tetrao urogallus cantabricus), el pito negro (Dryocopus martius), el pico mediano (Dendrocopus medius) y el pico menor (Dendrocopus minor).


Las más abundantes son las Páridas y se pueden observar: Carbonero Común, Herrerillo Común, Capuchino, Mito, Mirlo, Paloma Torcaz, Perdiz Pardilla, gavilán, el Ratonero Común, así como el Azor, Gavilán, Cernícalo Vulgar, Aguilucho Pálido, Águila Culebrera, Alcotán Y el Águila Real.

Entre las rapaces nocturnas destaca por su notable abundancia el Cárabo Común, el Mochuelo,Búho chico, Lechuza Común y Autillo.

Entre todas las aves destaca como más emblemática el urogallo cantábrico (Tetrao urogallus cantabricus) que está incluida en la categoría de "sensible a la alteración de su hábitat" del Catálogo Regional de Especies Amenazadas de la Fauna Vertebrada del Principado de Asturias. Es una especie eminentemente forestal que necesita de grandes extensiones de bosque maduro bien conservado. La subespecie cantábrica es la única que habita en bosques caducifolios. Además esta población se encuentra situada en el límite suroccidental de su área de distribución mundial, y aislada de la población de los Pirineos, formada por ejemplares de otra subespecie (Tetrao urogallus aquitanicus).
La dieta del urogallo se compone principalmente de brotes de haya, helechos y arándano durante todo el año, hojas de acebo durante el invierno y de brezos durante la primavera y el verano-otoño.
En los últimos años se observa un fuerte descenso en la población de urogallo quedando en la actualidad poco más de 100 machos en Asturias. Las principales causas de este descenso de la población parece ser su posición en el borde de su área de distribución, reducción y fragmentación del hábitat, competencia con los ungulados (ciervos, corzos, vacas, etc.) por los recursos alimenticios y de espacio.

Mamíferos

El oso pardo (Ursus arctos subesp. cantabricus), el lobo (depredando fundamentalmente el corzo el jabalí y en ocasiones el rebeco), la nutria (Lutra lutra), y el zorro (Vulpes vulpes) y el gato montés (Felis syvestris) son de los mamíferos más característicos de la reserva.


El pequeño tamaño de la Reserva de Muniellos hace que no se pueda considerar la presencia de una población de oso vinculada a ese territorio, pues el área de campeo de la especie excede los límites de la Reserva. Sin embargo, si se constata una presencia estable favorecida por las excepcionales condiciones de Muniellos como lugar de alimentación y refugio. 
Existen en la zona guías especializados en fauna y flora que te mostrarán los hábitats de especies como el oso y el lobo, siempre velando por su conservación, pues, desde hace décadas, se vela por compaginar la conservación de estas especies con su conocimiento. Ecotur organiza actividades de conocimiento de la biología del oso pardo y el lobo, en colaboración con la empresa de turismo de naturaleza NATUR.

También, en el entorno de Muniellos se organizan cursillos y campamentos medioambientales, utilizando como base de operaciones el Albergue de Vega de Hórreo.

El oso pardo está presente en la Reserva de Muniellos, como atestiguan las observaciones de ejemplares y la relativa abundancia de indicios de su presencia (huellas y excrementos), aunque desde el punto de vista reproductivo tiene una importancia relativamente pequeña. El territorio de la Reserva está enclavado en una zona en la que se han observado grupos familiares de osas con crías con una frecuencia de entre uno y tres cada 10 años, si bien está próxima a la zona delimitada por las carreteras que pasan por los puertos de Rañadoiro y Leitariegos, que puede ser considerada como la de mayor acumulación de grupos reproductores de toda la Cordillera Cantábrica en la que prácticamente todos los años se detecta la presencia de osas con cría.
La calidad del hábitat para el oso en la Reserva es alta y en el propio monte de Muniellos llega a ser muy alta, especialmente en los períodos estival y otoñal, gracias a la abundancia de alimento disponible y al cobijo de la vegetación leñosa que le facilita el pasar desapercibido.

Reptiles

Las comunidades de anfibios y reptiles que aparecen en la Reserva de Muniellos son similares a las del resto del suroccidente asturiano y muy representativas del área y están bien representados por la rana bermeja, salamandra rabilarga, tritones ibérico y alpestre y la víbora de Seoanelas.

Entre los reptiles se han constatado la presencia de la víbora de Seoane, endemismo de la Cordillera Cantábrica, y de la culebra lisa. En los chancales más soleados son frecuentes varias especies de lagartos y lagartijas: lagarto ocelado, lagarto verdinegro, lagartija roquera, lagartija de bocage y lagartija serrana.


La vívora de Seoane es una víbora de talla mediana con respecto al resto de víboras europeas, no soliendo superar los 60 centímetros de longitud. Cuerpo corto y cola pequeña, que no supera el 15% de la longitud total del animal. El morro está poco o nada levantado, excepto en la zona gallega donde está visiblemente levantado. Hembras mayores que los machos, como es habitual en los ofidios. Presenta escamas aquilladas, y las pupilas verticales. Es una especie muy polimórfica, presentando variaciones geográficas notables para la que se ha descrito al menos cuatro patrones de color diferentes. Uno en forma de zigzag en el dorso, al modo de Vipera verus, pero con fondo de color claro, es el denominado patrón clásico; otro con bandas gemelas y en el que el color del fondo se reduce a dos bandas estrechas dorsolaterales; otro de color café uniforme; y por último un patrón en zigzag fragmentado. Además es relativamente frecuente la presencia de ejemplares albinos.

La subespecie Vipera seoanei cantabrica tiene mayor número de escamas ventrales (una media de 141 en los machos y 143 en las hembras); las escamas cefálicas son siempre muy fragmentadas, con una media de 24 escamas intercantales e intersupraoculares; el patrón de coloración es normalmente de zigzag fragmentado, se trata de un zigzag que puede ser interrumpido por bandas negras transversales; y el veneno es el más potente de todas las variedades de este género.

Se encuentra presente en setos, matorrales poco densos, bordes de bosques. Zonas con abundante cobertura vegetal, pero también con bastante sol. Se trata de una especie de hábitos fundamentalmente diurnos. Se alimenta principalmente de la captura de pequeños mamíferos, aunque también puede devorar pequeños reptiles y aves. Los ejemplares juveniles se alimentan preferentemente de lagartijas. La hibernación se produce de mediados de octubre a mediados de marzo.
El periodo reproductor comienza al terminar la hibernación y dos o tres meses después tiene lugar la puesta, que se compone de 2 a 12 huevos (7 de media), que nacen ese mismo año, o bien en las zonas más frías pueden tardar en eclosionar hasta el siguiente año. Las puestas de las hembras se producen cada dos años.
La madurez sexual los machos la alcanzan al tercer año, mientras que las hembras al quinto. Y la longevidad ronda los 12 años.
Sus predadores principales son las aves de presa y algunos mamíferos. Si bien su mayor peligro actualmente son los incendios de los matorrales que suponen su hábitat.

Invertebrados
Hasta el momento se han identificado unas 1000 especies de invertebrados presentes en los tres montes de la Reserva Natural Integral de Muniellos.

El filo artrópodos reúne cuatro de cada cinco especies animales. Este incomparable éxito evolutivo radica en su original modelo de organización corporal. Son animales segmentados provistos de una cutícula rígida articulada, cada uno de cuyos segmentos lleva un par de apéndices articulados; la evolución ha hecho que, en la mayoría de los artrópodos, algunos o bastantes segmentos no tengan apéndices. Este exosqueleto cuticular impide el crecimiento continuo del animal, que para aumentar de tamaño debe fabricar una nueva cutícula blanda, desprenderse de la vieja, estirar la nueva y por fin endurecerla. Este proceso se conoce como muda y se controla hormonalmente. El cuerpo se divide en tres regiones (tagmas) con diferentes funciones y diferentes morfologías. Este modelo básico es muy plástico y se ha adaptado a un sinnúmero de necesidades.

El artrópodo primitivo posiblemente tuviera sólo dos tagmas, cabeza y tronco, como los miriápodos actuales. De este modelo derivaron un gran número de especializaciones, muchas extintas. Las formas actuales se pueden agrupar convencionalmente en Quelicerados (subclase Chelicerata), Miriápodos (subclase Myriapoda), Crustáceos (subclase Crustacea) e Insectos (clase Insecta). Los cuatro grupos están representados en Muniellos.

GEOLOGÍA

La montaña occidental asturiana forma parte de las estructuras que configuran la denominada Zona Asturoccidental-leonesa, la cual presenta una gran homogeneidad, desde el punto de vista litológico, pues dominan absolutamente los sustratos silíceos de origen Paleozoico.

El rasgo geológico más destacado de la zona es el neto predominio de los roquedos cuarcíticos de la Serie de los Cabos, sólo puntualmente afloran otro tipo de materiales, como las delgadas franjas de la formación Pizarras de Luarca, que no interrumpen la monotonía litológica por incluir en el área exclusivamente niveles de areniscas y cuarcitas más o menos pizarrosas.

La homogeniedad litológica de sustratos de Muniellos da lugar a un relieve muy uniforme, caracterizado por fuertes pendientes y valles estrechos y profundos. El paisaje sólo se suaviza en las vagas de los valles principales, la del río Muniellos a la altura de Tablizas, la del río Aviouga a la altura de Valdebois y la más amplia del río Ibias a la altura de La Viliella.


La fuerte pendiente hace que en gran parte de las laderas de la Reserva dominen áreas de roquendo desnudo, canchales y campos de bloques. Los suelos que se desarrollan son en general someros y muy pedregosos, sólo al pie de las laderas la acumulación de derrubios puede dar lugar a suelos de cierta potencia y mayor productividad. Los canchales son especialmente abundantes en las laderas del Monte Valdebois. En el Monte Muniellos, en cambio, son más abundantes laderas con roquedos desnudos.

El modelado del área es principalmente de tipo fluvial y marcadamente erosivo. No obstante, en las áreas de mayor altitud de la cabecera del río Tablizas se conservan aún algunas evidencias del glaciarismo. Entre éstas destacan las lagunas situadas al pie de La Candanosa, desarrolladas sobre una serie de cubetas de excavación glaciar que se escalonan a lo largo de la ladera. La escasa altura del cordal no favoreció sin embargo un glaciarismo intenso, por lo que no pueden reconocerse valles de morfología glaciar y los depósitos morrénicos son muy limitados.